Sunday, July 28

Tree House Camp

Esta semana he disfrutado trabajando. Me ha encantado trabajar con estos chavales, tan majos todos, y enseñarles como hacer una cabaña, un buen fuego o una catapulta.

¡Pero que fácil entran estos tornillos! Uno detrás de otro van uniendo las maderas que tenemos a nuestra disposición. Las taladradoras convertidas en destornilladores mecánicos hacen que el trabajo sea un delicia y muy fácil. A pesar de ello algunos niños tienen problemas para acoplar el tornillo con la pieza del máquina, ejercer la presión y mantener la posición horizontal ; para eso estoy yo. Y también para explicarles lo que tienen que hacer porque sobre todo al principio estaban un poco perdidos. No es tan evidente como se hace una casita de madera, aunque tengas toda la madera del mundo.


En dos días hemos logrado construir una plataforma a 2 metros de altura, con su correspondiente acceso con escalera y unas barandillas para garantizar la seguridad. Una estructura añadido en la parte superior nos permite poner el toldo y así los niños a partir del tercer día ya podían dormir en sus cabañitas. A partir de entonces era su propia imaginación la que le añadía la salsa de la originalidad a sus hogares temporales: toboganes, columpios, camas colgantes, puentes… De repente en medio del bosque una pequeña ciudad de madera y diversión ha aparecido como si de champiñones se tratara.

Con chispa, con química o electricidad: tres formas distintas de hacer un fuego. Así que si alguna vez necesitas encender un  fuego y no tienes cerillas o mechero, no te preocupes, también lo puedes hacer con lana de hierro y una pila jejeje!! . A parte de esto los chavales también aprendieron a hacer varios tipos de catapultas y un refugio para cuando te sorprende una tormenta o la noche en medio del bosque. Perfectas para el mobiliario de la cabaña unas sillitas que se hicieron con maderas y un tronco partido por la mitad. Además conmigo fabricaron su propia lamparita de 4 leds de diferentes colores , para montarse sus discoteca particular.


A las 10pm la doctrina del “Sshhh!!” se imponía entre las tiendas. Se apagaban las linternas y llegaba la calma al campamento. Las birras te daban la bienvenida en el punto de reunión del staff, alrededor del fuego.  No es fácil ser uno mismo y gastar bromas y relajarse cuando se traduce todo y no encuentras las palabras que necesitas, pero es un inconveniente que tras un par de birras importa poco y a partir de entonces el silencio me deja y empiezo a desbocar mi inglés que estaba hasta entonces escondido en un rincón. Y el fuego se está apagando y ya nos vamos a dormir.


Intencionadamente la noche del jueves fue especialmente larga, era la última del campamento. Ya tenía más confianza con el resto de compis de trabajo y me divertí más que ninguna otra noche. En realidad fue la mayor juerga en lo que llevo aquí, aunque apenas me levantara de la silla y la única música fuera el chisporroteo del fuego. A la mañana siguiente un par de cafés muy contundentes me mantuvieron en marcha. Una siesta mal dada tras el lunch apenas logro resucitarme pero no quería perderme el juego del Danish Ball. Aún tengo agujetas, corrí de punta a punta y me convertí por un instante en el super héroe de los chiquillos de mi equipo. Me divertí, a pesar de que aún hoy tengo agujetas. 

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