Wednesday, July 17

Una Rockrider rodando por Upper Bucklebury

Por fin ya me he comprado una bicicleta.

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Inicialmente la quería de segunda mano y con una rueda de 29 pulgadas, porque según tenía entendido las de 29  pulgadas son mejores. Tras la decepción que me llevé al intentar comprar la Cube LTD en Londres, que fuera de segunda mano ya no era imprescindible y, tras visitar la primera tienda de bicis en Reading me quedó claro que no quería una bici con ruedas tan grandes; hacen que la sensación sobre la bicicleta sea de demasiada altura, y  por tanto menos control, lo cual me confirmó el experto ciclista que me atendió en la tienda.

En mente tenía varios modelos de bicicletas que según las páginas web y revistas del sector eran la mejor inversión para el dinero que tenía pensado gastar. Finalmente me compré una Rockrider 8.1 que por su precio está muy bien y que simplemente por ser el fabricante que es, creo que cumplirá mis expectativas como principiante en esta disciplina del ciclismo. El fabricante en cuestión es Decathlon, una compañía mastodonte no especializada en ningún sector, y menos aún en el ciclismo montaña. Ahora bien,  por su tamaño de ventas estoy seguro de que habrá apretado a los diferentes proveedores de componentes para lograr una insuperable relación calidad precio en su bicicleta,  tal y como se asegura en las diferentes opiniones de webs especializadas.

Me atendió un italiano en Decatlon, muy majo y tal, pero que no sabía nada  de bicis; Por mucho que tratara de disimularlo, yo  se lo noté,  ¡ y eso que tampoco tengo ni idea! El lunes tuve que volver  a Reading, porque tal y como sospechaba el italiano olvido la puesta a punto típica que se realiza al vender una bici. Bueno, más que olvidó es que no sabe hacerlo. El caso es que ayer al fin pude disfrutar de un estreno en condiciones.

Unos  23 km: el primer tramo extremadamente sencillo y  con buenas vistas transcurría por una senda que acompaña al canal cercano a Thatcham. La fotografía del principio es junto al canal y en ella se pueden ver las dos cosas que más me llamaron la atención: un sistema de compuertas, uno de los muchos del canal, que se mueven de forma manual  y una vivienda- barco  los cuales son tan abundantes en algunas zonas que parecen más una calle que un canal. Para la vuelta y dado que  yo no soy de pasar dos veces por el mismo camino decidí descubrir sobre la marcha alguna senda que fuera hacia mi casa.

Puedo explicar el susto que me lleve cruzando la carretera , aún no me he acostumbrado a mirar primero a la derecha, o la dificultad de cruzar un campo lleno de vacas mientras esquivas heces como panes  y tratas de no llamar mucho la atención,  porque los vacas son muy pesadas y da un poco de respeto cuando se encaminan unas 30 vacas hacía ti. Pero lo que no puedo explicar es la  espectacularidad de los paisajes que crucé.


 Hice alguna foto...que no vale la pena ni mencionar, no le hace justicia al paisaje. La luz rojiza del atardecer bañaba los campos , algunos verdes y otros secos. En medio de estos,  árboles enormes y solitarios dibujaban una sombra perfecta.  De fondo,  un imponente , denso y oscuro bosque se abría ligeramente para darle aire a la senda por la que pasaría yo en unos instantes...Hay que vivirlo. Lo he intentado, pero con palabras tampoco basta. 

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